Un Rolex antes de la tormenta.

El reloj, la caja, la aduana.

Abril de 2025. Un mes único en la industria relojera. De esos que no se leen en las esferas, sino en los manifiestos de aduanas.

En tan solo unas semanas, Estados Unidos importó relojes suizos por valor de 852 millones de francos suizos. Esto supone 2,5 veces más que en abril de 2024. Esta cifra no refleja un repentino aumento de la pasión estadounidense por la relojería, sino más bien un temor: el de un fuerte aumento de los aranceles impuestos por la administración Trump.

Un reloj nunca ha sido un producto urgente. Y, sin embargo, decenas de miles cruzaron el Atlántico a toda prisa. No para satisfacer la demanda, sino para prevenir un shock.

Trump, el 31% y la logística del reflejo

A finales de abril, se confirmó un rumor: el gobierno estadounidense estaba considerando imponer aranceles de hasta el 31 % a las importaciones de relojes suizos. Se anunció un plazo de 90 días, pero nadie esperó.

Las marcas reaccionaron como si hubieran puesto en marcha un plan de evacuación. Rolex, Omega, Jaeger-LeCoultre, Patek Philippe. Todos enviaron, a todas partes. Para evitar pagar mañana, prefieren entregar más hoy.

Esta prisa logística, más que comercial, ofrece una visión poco común de cómo las marcas de lujo están respondiendo a la incertidumbre. Y esta no es la primera vez que la política estadounidense ha sacudido la situación.Comprar un Rolex en Estados Unidos puede ser una buena compra. Importarlos en masa antes de que llegue la tormenta es otra estrategia.

Rolex a la cabeza, pero toda la relojería a bordo

Solo Rolex representa un tercio del mercado estadounidense de relojes de lujo. Pero el fenómeno de abril de 2025 se extiende más allá de la marca de la corona.

Según el Barómetro de Relojes de Lujo, las ventas minoristas en el segmento de $5,000 a $10,000 aumentaron un 35.6%. Esta cifra ni siquiera incluye a Rolex, cuyos datos no se incluyen en el estudio. Por lo tanto, estamos hablando de un efecto pánico que afecta a todo el segmento de alta gama, no solo a los modelos icónicos.

¿Por qué a los hombres les encanta Rolex? Quizás también porque detestan la incertidumbre.

No es demanda sino anticipación.

Fred Levin, un analista de mercado estadounidense, lo resumió sin rodeos: “Nunca he visto un aumento tan grande en un solo mes”.

Pero esto no es crecimiento. Es una transferencia temporal. Lo que debería haberse vendido en septiembre o diciembre se vendió en abril. Porque los precios iban a subir. Porque era necesario comprar antes.

No es un deseo repentino. Es miedo a perder. Invertir en relojes de lujo nunca ha sido tan literal.

El mundo se encoge, América anhela

Mientras Estados Unidos gana dinero, Asia retrocede:

• China: -30,5% de las importaciones
• Hong Kong: -23%

Incluso Singapur y Japón importaron más que estos dos mercados históricos. Europa está estancada. Solo Estados Unidos avanza.

Esta asimetría geográfica no refleja una preferencia, sino una compensación. Las empresas suizas trasladaron su inventario a donde el riesgo fiscal era más apremiante.

Un reloj como acto defensivo

Abril de 2025 no es un mes récord. Es un mes tenso. Y todos los relojes importados cuentan la misma historia: un deseo de no rendirse.

Este fenómeno revela algo íntimo del reloj mecánico: no es solo un accesorio. Es también una herramienta de inversión, un refugio móvil, un valor que se puede sostener en la mano, incluso cuando todo lo demás tiembla.

Y una vez adquirido el reloj, la pregunta es: ¿cómo conservarlo, sobre todo si no se usa a diario? Para muchos coleccionistas, la respuesta es un cargador automático , discreto pero esencial. No para exhibirlo, sino para prolongar su vida útil. Para que siga funcionando, incluso cuando está parado.

Esto es similar a la pregunta de cómo saber si un reloj está subiendo de valor o cuál es el Rolex más barato . Estas preguntas ya no son solo cuestión de pasión, sino de estrategia.

Un Rolex antes de la tormenta… ¿y después?

El lujo no está desconectado del mundo. Lo refleja. Y, a veces, lo precede.

Las cifras de abril son una anomalía. Pero una anomalía que lo dice todo: el reloj sigue siendo un gesto, una señal, una forma de anticipación silenciosa.

¿Y Rolex? No reaccionó. Simplemente siguió funcionando. Como si nada hubiera pasado. Como una manecilla que sigue girando, incluso cuando se acerca la tormenta.